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domingo, 30 de junio de 2013

La obsesión de la moda con 'feminizar' al hombre

Tom Ford y Marc Jacobs apuestan por el maquillaje masculino y se multiplican los desfiles o las líneas de complementos. Mientras el consumo femenino permanece estable, ellos son el blanco de la industria.

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Cropped Tops al límite en el último desfile de Astrid Andersen y Aquazzurra acaparó flashes durante su evento en el Pitti Uomo al subir a sus azafatos a unos stiletto. Foto: Getty/ Pitti Image
Corrector, bálsamo labial y autobronceador…para hombre. Tom Ford ha decidido ampliar el público de sus deseadísimos cosméticos creando una gama masculina que llegará a las tiendas en otoño. Unas semanas antes, la línea unisex de Marc Jacobs aterrizará en Sephora. Bajo el elocuente título “Boy tested, Girl approved” el director creativo de Louis Vuitton pondrá a la venta gel para cejas, antiojeras e incluso sombras de ojos para ambos sexos.
“Presto atención a mi piel, utilizo cosméticos, bronceadores y mascarillas de barro”, declaraba Ford a la web Fashionista. El diseñador es consciente de que la gran mayoría de los hombres no siguen sus rutinas de belleza, pero alguien que sabe gestionar tan bien su marca y sus productos no lanzaría una línea de cosmética masculina si no supiera que hay un mercado floreciente esperando comprarla.
Según un estudio publicado por la agencia Euromonitor International, el año pasado los hombres estadounidenses gastaron cinco billones de dólares en productos cosméticos, casi el doble de lo que gastaban hace una década.
Los hombres estadounidenses gastan en cosmética el doble que hace una década. Está previsto que el crecimiento continue.
Los blogs de belleza masculina, al estilo del pionero Man Face, crecen casi exponencialmente. Cada vez hay más hombres que no se avergüenzan al admitir que se resisten al envejecimiento a golpe de cremas antiarrugas, y marcas comoBlakk Cosmetics, que proponen lacas de uñas para ellos, están afianzándose lentamente dentro de la llamada cosmética de nicho. Más allá del star system, quizá estemos aún lejos de ver maquillajes en rostros masculinos, lo que sí parece ser cierto es que el hombre es el nuevo blanco del sector de la moda y la estética.
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Tres productos de la línea que Marc Jacobs lanzará con Sephora la semana que viene son unisex. Ellos no se quedan fuera.
Foto: D.R.
Otro estudio: la consultora Bain&Co afirma que el consumo de moda masculina de lujo creció un 10% en 2012 y se prevé que este año crezca un 14%. No es de extrañar, entonces, que las semanas de la moda masculina estén cada vez más establecidas en distintas capitales y reciban mayor atención por parte de medios y aficionados. Si hasta hace bien poco era casi impensable que críticos como Suzy Menkes o Tim Blanks prestaran demasiada atención a las propuestas para hombre, ahora lo impensable es que no se dediquen varias páginas a los desfiles de Prada, Gucci o Burberry men. “Hay una nueva generación de hombres jóvenes sin prejuicios, que se divierten cuidándose, arreglándose y jugando con las prendas”, cuenta a S ModaBlanca Zurita. Junto con Domingo Cruz, Moira Fernández y David Cabaleiro ha ideadoMFShow Men, la primera pasarela española enteramente masculina. “En estos momentos es igual de necesaria que una pasarela de mujer”, afirma, “la industria textil de hombre está creciendo a un ritmo insospechado a nivel nacional e internacional”.

A propósito de la semana de la moda londinense, el mismo Tom Ford afirmaba al diarioTelegraph: “La idea del hombre coqueto está creciendo, sobre todo en los mercados emergentes, aunque quizá Londres sea el sitio con más hombres coquetos” La ciudad que vio nacer al gentleman y al dandy es también el lugar predilecto para la experimentación y la transgresión de barreras entre géneros.

Junto a las reformulaciones de la mítica sastrería británica han podido verse sobre la pasarela los vestidos de J. W. Anderson (cuya colección para Versus ya mostraba looks unisex) o los crop tops de Astrid Andersen.
Coincidiendo con el comienzo de estos desfiles, el London College of Fashion organizó una mesa redonda para debatir por qué los hombres no llevan tacones. Reunir a personalidades del sector para hablar sobre hombres subidos a cuñas y stillettos puede parecer una idea peregrina, sin embargo, no hace tanto tiempo podía verse a chicos con kaftanes y plataformas paseando por las calles aledañas a esta misma escuela. Michael Fish, Therry de Havilland y otros diseñadores míticos de aquella ola sesentera conocida como Swinging London lograron acabar momentánea y localmente con los tabúes de género vendiendo túnicas, zuecos de cuña y vestidos floreados.
Hasta que Napoleón los prohibiera, los tacones eran uno de los símbolos inequívocos de la nobleza de su portador. Cuanto más altos, más cerca del rey se estaba. Lo mismo podría decirse del maquillaje e incluso de las faldas. La floreciente burguesía del XIX puso fin a varios siglos en los que los hombres llevaban la batuta de la moda tanto o más que las mujeres. El traje sobrio, de colores apagados y pocos adornos con el que los burgueses querían dar a entender que lo suyo era el trabajo y no la frivolidad, todavía marca nuestra idiosincrasia, sin embargo, la historia de las mujeres como únicas consumidoras de tendencias y cosmética es relativamente reciente.
Es común ver (y comprar) trajes y complementos masculinos para mujeres. El estilotomboy o el “dandismo” femenino apenas captan ya nuestra atención mientras que las faldas y tacones masculinos son siempre noticia. Que se lo digan, si no, al tándem Kanye West-Givenchy o al fondo de armario by Prada de Marc Jacobs. Traspasar las fronteras estéticas del género sigue siendo un recurso medíatico eficaz si el camino se hace de la mujer al hombre, no a la inversa.
Faldas
Marc Jacobs, Jean Paul Gaultier o Kanye West, tres embajadores de la falda en el armario masculino.
Foto: Getty
Por eso aún recordamos aquellas faldas que Gaultier subió a una pasarela por primera vez hace casi veinte años. Por eso, también, utilizar a hombres con stilettos para presentar su colección en Pitti Uomo ha puesto en el foco a la marca Aquazzura. El abanico de posibilidades estilísticas del hombre es tan reducido que la enésima prenda femenina sobre una pasarela sigue siendo sinónimo de cobertura mediática.
“El hombre se está liberando poco a poco de sus códigos”, sostiene Blanca. Así, aunque pasen años hasta que veamos a nuestros amigos y parejas calzarse unos Louboutin o echarse el antiojeras de Tom Ford, propuestas intermedias como los colores pastel, los estampados floreados y los bolsos colgados del hombro son ya productos muy demandados entre ellos, de Burberry a Zara, de Gucci a TopMan. Las pasarelas se multiplican casi tanto como las revistas de estilo masculino o las tiendas de lujo para hombres. En julio tendremos la nuestra, “porque las marcas y los diseñadores de ropa de hombre actualmente tienen mucho que contar”, afirma Blanca. La época en la que las mujeres decidían el fondo de armario de sus hijos y parejas ha quedado enterrada definitivamente.
Chicos
Johnny Depp y Brandon Flowers (cantante de The Killers), fans de hacerse la raya en el ojo.
Foto: Cordon Press
Maquillaje
Mario Vaquerizo, Boy George y Marilyn Manson, tres artistas adictos a la brocha y el kohl.
Foto: Getty

Generación ameba: asexuados, una raza en aumento

Heterosexuales, bisexuales, gais, lesbianas, transexuales… ¿Por qué choca a la sociedad el hecho de que ciertas personas declaren no tener impulsos sexuales? Ellos reclaman su derecho a vivir y relacionarse tan solo románticamente.

Sheldon CooperEl 1,05% de la población es asexual, es decir 70 millones de personas en el mundo, de las que 470.000 serían de nacionalidad española. El porcentaje lo desveló Anthony Bogaert en su artículo The Journal of Sex Research (2004), tras investigar el comportamiento de 18.000 británicos. Estos datos los contrastó, y reafirma, en su nuevo libro Entendiendo la asexualidad (Ed. Rowman & Littlefield Publishers). En nuestro país, 2.500 de ellos están inscritos en la web de AVEN (Asexual Visibility and Education Network), en la que hay más de 60.000 miembros repartidos por los cinco continentes. Hoy, de 12 a 20 horas, muchos de ellos se han citado para patinar por Barcelona y más tarde participar de la cabalgata del Pride 2013. Es la primera manifestación que realizan en España y que sigue a las celebradas en Francia, Inglaterra, Irlanda, Argentina o Colombia los dos últimos años.
Esta organización la fundó David Jay en 2001 como plataforma online con la que dar visibilidad a personas como él. «Ser asexual es como ser un ateo en la Biblia. A la gente le cuesta trabajo admitir la idea de que exista ausencia de deseo sexual. Yo no me callo, puedo hablar de sexo con mis amigos, pero el acto sexual no me interesa», explica.
En los tres millones de mensajes escritos en los foros de AVEN se habla, en su mayoría, de la falta de comprensión por parte de la sociedad. Su coordinadora de prensa e investigación, Johanna Villamil, considera que las personas con su identidad están llevando a cabo «la primera revolución sexual del siglo XXI». Y nos lo justifica de esta forma: «El mundo está hecho para que vivamos según unas instrucciones; y si algunos nos las saltamos, perturba al resto. Lo que me parece extraño es que jóvenes o personas con una mentalidad moderna intenten que todos vivamos con las mismas recetas con la que vivieron mis abuelos. Si a nadie le sorprende la evolución de la ciencia, ¿por qué les sorprende la evolución de las relaciones humanas? El no tener impulsos sexuales nunca se plantea como opción, y es lo que no entendemos».
Luis Álvarez Munárriz, catedrático de Antropología Social de la Universidad de Murcia y autor del artículo La identidad asexual, comparte esta opinión. «La asexualidad atenta contra nuestros pilares culturales. De hecho, la ropa unisex refleja y explica la asexualidad, porque destruye roles establecidos».
Sophie FontanelHasta 2007 la comunidad científica incluía a los asexuales como «personas que padecían deseo sexual hipoactivo o inhibido». «Aquel año logramos una excepción, que no se considerara como enfermos a aquellos que nunca hemos sentido deseo sexual en nuestra vida», recuerda Villamil, en referencia a la anterior edición del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, que en el apartado de trastorno sexual incluía su orientación. 
Sophie Fontanel autora de la novela L’Envie. Foto: Cordon Press
Este mayo se publicó el quinto manual y ya no aparece como tal. «Por fin se han liberado de la tiranía de la ciencia y la medicina. Hasta hoy, la comunidad había intentado reprimirles. Ahora ellos tienen el poder de determinar lo que es normal o anormal. Ya están en el primer grupo», dice Álvarez Munárriz.
«No se conocen las causas de la asexualidad, ya que los niveles de hormonas son normales. En los pocos estudios que hay, y que se han realizado con animales, se descubrieron alteraciones en el hipotálamo con deficiencias en los receptores para la testosterona. Pero hay que entenderla como una característica más, como a las personas a las que no les gusta el chocolate. No por ello vamos a suponer que tengan una alteración en el cerebro», dice el doctor Raúl Paredes Guerrero, director del Instituto de Neurocirugía de la UNAM, México.
Otra forma de relacionarse. Al principio, AVEN chocó incluso con la comunidad gay, ya que los confundieron con radicales cristianos. «Este colectivo está altamente cargado de sexualidad, y en los Orgullos nos confundían con activistas que reclamaban el celibato. No somos personas que decidieron renunciar al sexo, eso puede confundir. Ahora tenemos una relación muy amable y de colaboración», asegura Jay.
Es más, la organización Asexual Awareness Week –que cada octubre organiza en diferentes capitales del mundo una semana de actividades por la visibilidad– publicó en su último censo comunitario que el 40% de su comunidad son gais o lesbianas. Esta división en grupos es fundamental para ellos, ya que no renuncian a las relaciones sentimentales. Se subdividen en heterorrománticos, homorrománticos y birrománticos, y tienen sus propias webs para encontrar pareja, como asexualpals.com o platonicpartners.co.uk. «Es un mito que no tengamos relaciones sexuales, eso sí, en algunos casos son de muy baja frecuencia y en otros es nula. A los que sí sienten algo de atracción sexual se les denomina demisexuales, quienes tienen relaciones de baja frecuencia solo con las personas de las que se enamoran», comenta Johanna.
Los ameba, como se autodenominan en tono irónico, tienen sus iconos. Unos son ficticios, como el protagonista de la serie Sherlock, interpretado por Benedict Cumberbatch; Sheldon Cooper, de The Big Bang Theory; o los pitufos, que han grabado un vídeo reclamando la igualdad de derechos para el colectivo LGTB –aunque su autor, Pierre Culliford, ya los concibió como asexuales–. Otros son celebridades, como Morrissey, Bradford Cox, la actriz Janeane Garofalo o Tim Gunn, jurado del programaProject Runway; todos ellos proclaman su condición. Y, como parte de la A revolución, la bibliografía aumenta.
En España, Lucía Lietsi, autora del blog Diarios de asexualidad, ha publicado en formato digital su autobiografía Diario de una asexual (Bubok). Pero el gran éxito narrativo esL’Envie (Robert Laffont), de la editora de moda francesa Sophie Fontanel, que ha vendido más de 150.000 ejemplares. «Me han llamado frígida, anormal, reprimida... Todo por llevar a cabo la mayor insubordinación de nuestro tiempo: vivir sin sexo».

viernes, 14 de junio de 2013

El síndrome del vestuario y la (escasa) autoestima del pene

Cover pene

La obsesión por el tamaño lleva a que el 90% de los hombres que piden un alargamiento de pene no lo necesitan.

¿Si el pene fuese un ser independiente y parlante, como creen que sería representado: cómo el amigo fiel que coopera cuando se le necesita y deja tranquilo a su amo cuando este lo requiere, cómo el niño travieso y juguetón al que le gusta llevar la contraria a sus padres y montar pataletas en el momento más inoportuno, o cómo el eterno insatisfecho y protestón, que cuando ve películas porno le susurra maliciosamente a su dueño: “ves, ese es más grande que yo”? La respuesta correcta sería probablemente un compendio de todas esas personalidades.
Si el hándicap de la sexualidad femenina es ser más difícil que la de los varones -el propio órgano genital, la vagina, es algo oculto e introvertido y el mecanismo del deseo es también más complicado y sujeto a múltiples variables en la mujer-; la cruz de los hombres está justamente en su extroversión, en su obviedad, en su incapacidad de esconderse y en la estrecha relación que siempre ha habido entre la sexualidad masculina y la genitalidad.
Tener un barómetro del deseo, la hombría y la fortaleza a la vista, como poco de ellos mismos, no debe ser una carga fácil de llevar. Sin contar con la idea aún extendida de que el placer de una relación sexual tiene uno de sus mayores pilares en la dureza y rigidez de ese pequeño ser, que aunque no piensa, si que tiene cabeza. Como señala la sexóloga y ginecóloga Francisca Molero, del Institut Clinic de Sexología de Barcelona, “la visibilidad del pene hace que el aprendizaje sexual en los hombres sea más rápido. Se masturban antes y conocen mejor su fisiología que las mujeres, pero ocurre también que en un encuentro sexual uno de los ingredientes esenciales es percibir la excitación y el deseo en el otro. Todos estamos acostumbrados a que la mujer tenga una respuesta más lenta, sin embargo a los hombres se les exige que su pene actúe como un resorte y se mantenga erecto en todo momentolo que provoca no pocos miedos e inseguridades”.

El tamaño es el asunto que ha hecho correr más ríos de tinta y lo políticamente correcto es decir que no importa, pero hasta ahora no he conocido a ningún hombre que no sepa al dedillo sus medidas -en reposo y en acción- en cuestión tan banal. Si la medida estándar del miembro es de 15 cm en erección, tal vez no haya mucha diferencia entre uno que mida 16 y otro de 19, pero si uno tiene un micropene -los que no pasan de los 6 cm en estado de excitación, aunque esto es muy poco común-, realmente se puede decir que tiene un pequeño problema, como también lo tienen los que se exceden en el tamaño.

Jonah Falcon, el hombre con la polla más grande del planeta –24 cm en reposo y 34 en erección–, lo tuvo en un aeropuerto de EEUU, cuando intentaba pasar el control y fue detenido por los agentes de seguridad, que confundieron su abultada entrepierna con un arma de destrucción masiva. Falcon es actor –ha participado en series de televisión comoLos Soprano o Melrose Place y tuvo una pequeña aparición en la película Una mente maravillosa– y a pesar de recibir numerosas ofertas para entrar en la industria del porno siempre se ha negado en redondo. Ha pasado penurias económicas, ha estado en paro, ha tenido que volver a vivir con su madre y ahora se ha estrenado en el mundo de la música de la mano del cantante Adam Barta con un tema titulado It’s too big (Es demasiado grande), que cuenta ya con más de 100.000 visitas en la red.
 Fuente: www.elpais.es