viernes, 31 de octubre de 2014

Reseña: El café de los corazones rotos - Penelope Stokes

“Veintitrés años atrás, la reina de belleza Peach Rondell había dejado Misisipí a sus espaldas y jurado que no regresaría nunca más. Ahora está de vuelta, divorciada y con el corazón roto, e intenta entender por qué la vida le ha ido tan mal. Para escapar de la mirada acechante de su madre, pasa el día en el pequeño Heartbreak Cafe, sentada a una de cuyas mesas va escribiendo en su diario, a la espera de algo que la ilumine. En lugar de eso, Peach conseguirá algo incluso mejor: la amistad inesperada de un insólito grupo de personas que le enseñarán que averiguar adónde vas suele implicar aceptar de dónde vienes”.

Hace tiempo leí la primera parte de este libro “El café de los corazones rotos”, una historia que me encantó, y en cuanto tuve la oportunidad de leer la segunda parte no dude en hacerlo. Pero para mi sorpresa, no me he encontrado con la continuación del libro anterior, sino con una novela paralela.

La acción de ambas transcurre a la misma vez y en el mismo tiempo, o sea que Peach, la protagonista de esta segunda entrega, era uno de los personajes de la anterior novela de la que al principio solo sabíamos que acudía al café a escribir en un diario y que luego se implica en la trama del resto de personajes. Pues esta segunda entrega parte de la historia de Peich cuando llega al pueblo con su drama particular y encuentra en el café de los corazones rotos el apoyo que necesita para recomponer el suyo, a la vez que ella misma se implica en la vida de los demás formando casi que una familia.

Es curioso porque es como si la historia la estuvieras viendo tridimensionalmente, sabías lo que había ocurrido en el café de los corazones rotos por la anterior lectura y ahora en la trama de ésta se entremezclan los acontecimientos de una y de otra. Una forma curiosa de hacer una segunda parte de una historia, aunque concretamente esta última se centra más en la relación de la protagonista con su madre, desde pequeña hasta la actualidad, con los problemas que han surgido entre ellas debido a la rígida educación recibida por Peach al estilo sureño del Misisipi en una época en la que la segregación racial estaba a la orden del día.

Una historia interesante y amena, que se lee muy fácilmente, y que en algunos aspectos me ha recordado mucho al libro “Criadas y señoras” de Kathryn Stokket, por la relación que tienen las “damas sureñas” con sus “chicas” de color”.

Por último deciros que ambos libros pueden leerse perfectamente por separado, ya que bien, bien no son continuación uno de otro, sino historias distintas que en según qué momentos se entrelazan, eso sí, yo os recomiendo que leáis los dos porque contienen unas historias muy interesantes.
  

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