miércoles, 8 de junio de 2016

Reseña: Gran cabaret, David Grossman

Ficha Técnica:

GRAN CABARET (EN PAPEL) 
DAVID GROSSMAN , LUMEN, 2015
DATOS DEL LIBRO
Nº de páginas: 240 págs.
Encuadernación: Tapa dura
Editorial: LUMEN
Lengua: CASTELLANO
ISBN: 9788426401939
Sinopsis:
“Estamos en Cesarea, una localidad costera de Israel, y un hombre se sube al escenario de un cabaret de provincias, pequeño y lleno de humo. Su nombre es Dóvale. Viste unos pantalones remendados y una camisa mediocre, pero sus tirantes rojos y las enormes gafas de concha negra le distinguen. Entre el público asoma un juez jubilado que había compartido con él su adolescencia y que ahora vive solo, resignado a la muerte de la mujer de su vida. El hombre escucha, el cómico habla, gesticula… Al rato se acaban los chistes de mal gusto y empieza la evocación de los días en que los dos jóvenes paseaban juntos después de las clases. En el escenario desfila la vergüenza de Dóvale por sus orígenes humildes, con un padre barbero que intentaba mantener a la familia a base de trapicheos, y la figura de la madre adorada. El juez empieza entonces a recordar: de pronto las ganas de escribir llenan de notas las servilletas que tiene a mano, y entre palabras y miradas el pasado vuelve para cobrarse su deuda. Grossman construye una novela feroz, una pieza íntima que convierte un teatro de provincias en un gran cabaret. Allí está el dolor de dos hombres y de un pueblo entero que se obstina en mirar el mundo cabeza abajo. El espectáculo acaba, pero la vida sigue y la ironia nos ayuda a caminar”. 
Opinión:
La novela está ambientada en un teatro-espectáculo de provincias y transcurre en el espacio temporal que dura la actuación de uno de sus protagonistas, Dóvale, actor que se dedica a hacer monólogos divertidos y salpicados de chistes para entretener al público mientras cena o toma una copa. Pero en esta ocasión va a ser una actuación especial, el conductor del espectáculo va a desnudar su alma ante un público que lo va a escuchar atónito y sin acabar de decidirse si están ante una gran actuación o por el contrario les están tomando el pelo, ya que lo que prometía ser un rato divertido y entretenido se va a convertir en un monólogo ácido y triste, salpicado en ocasiones con párrafos y chistes capaces de arrancar sonrisas y carcajadas, pero no en el espectáculo a por el que todos han acudido.
Dóvale tendrá entre el público a una persona muy especial, un juez retirado conocido amigo de juventud que asistirá a la actuación como un favor especial al actor, ya que éste explícitamente le ha rogado que asistiera, tras largos años de haber perdido el contacto, solo para saber su opinión personal sobre la actuación. Lo que ignora este viejo conocido de juventud es que va a asistir a un estriptis emocional y a la confesión de unos sucesos ocurridos tiempo atrás cuando ambos participaban en unos campamentos juveniles.
La historia aborda con mucha acidez y desprovista de sentimentalismos lacrimógenos temas muy candentes de la sociedad israelí. Una narración en ocasiones muy descarnada y cruel dentro del propio monólogo del protagonista, en otras ocasiones cargada de tristeza y melancolía. Una puesta en escena no exenta de dureza y de multitud de reflexiones que el lector se va haciendo como un espectador más del espectáculo que se va desarrollando sobre el escenario.
A pesar de todo a mí no ha conseguido engancharme, no acababa de hacerme con una dinámica fluida de lectura, teniendo que dejar y retomar la lectura en demasiadas ocasiones porque no la estaba disfrutando como debiera ser. A veces la he encontrado pesada, y cuando parecía que podía reengancharme con facilidad a la lectura, volvía a decaer de nuevo y me costaba seguir adelante. Esto es algo que me cuesta decir ya que este escritor y sus obras anteriores han tenido siempre un excelente reconocimiento literario, al igual que en esta ocasión que las críticas están poniendo esta novela como algo fuera de serie, pero yo siento decir que lo que me llega, me llega y me atrapa, y es lo que me mantiene como fiel amante de una lectura, y aquí no he sentido ese amor reciproco como lectora.

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