En primer lugar, lector/a, quiero
que aceptes mis disculpas por haber escogido un título como el que he escogido.
Deseo que las aceptes sin más y que no te sientas ofendido/a de ningún modo
pues no es esa mi intención. Además (y sé que pido muchísimo, sobre todo antes
de haber entrado en materia), espero que comprendas que hoy en día, en este
medio que es internet, si uno quiere que lo lean debe poner toda la carne en el
asador; y no me refiero precisamente a compartir contenidos de excelente
calidad o recursos de altísimo valor para sus suscriptores, me refiero a que
escojo un verbo como es “follar” porque quiero que este post no sólo sea una
reflexión sino también un experimento.
Así es amigo/a, me he propuesto
llevar a cabo un pequeño experimento a través de mi humilde blog. Uno que
demuestre ciertas cosas que creo y que me gustaría que los datos de mi
improvisada investigación respaldasen. ¿Me ayudas?
En realidad no debes hacer gran
cosa. Me conformo con que continúes leyendo, con que leas y posteriormente
dejes un comentario, nada más.
Follar, joder, acostarse, chingar, copular, aparearse… la lista de sinónimos
es interminable. ¿Pero sabes qué tienen en común todos ellos? ¿No se te ocurre?
Deja que yo te lo chive: Todos implican la unión de dos elementos. De hecho, si
vamos más allá, todos ellos son verbos que hablan sobre la unión de dos
elementos que supuestamente se atraen entre sí.
Entonces ¿no es cierto que nos follamos a los libros?
Si me preguntáis a mí os diré que
sí: Sí, nos los follamos.
Los lectores “follamos”
constantemente, lo hacemos cada vez que seleccionamos un libro. Cada vez que
escogemos estamos penetrando o siendo
penetrados (sobre esta cuestión no sentaré cátedra, que cada cual escoja la modalidad con la que más goce)
en o por sus personajes, su historia o las ideas que nos plantean… En cualquier
caso, cada vez que un libro cae en nuestras manos y empezamos a leer, se crea
una unión; una relación profunda y
sincera.
Libros los hay de todos tipos, al
igual que las personas: Altas, bajas, gordas, delgadas, simpáticas, agrias,
malvadas… Libros los hay buenos, malos, regulares, insoportables, adictivos,
sinceros, engañosos… En esa línea, podríamos concluir que los verdaderos
lectores le damos a lo que sea. A cualquier cosa que caiga en nuestras manos.
En ese aspecto, se podría decir que los lectores voraces somos seres muy muy promiscuos. Es más, me atrevería a
decir que somos ADICTOS. Necesitamos más y más y más y siempre andamos
buscando. Que le vamos a hacer… “estamos
salidos” y por eso buscamos esa unión desesperadamente.
Al leer, al igual que al follar, también tenemos nuestros tempos. Y
aunque uno quiera pensar que es él quien lo marca, en realidad es el libro
quien lleva la voz cantante. En nuestra relación con ellos, sin que nos demos
cuenta, casi siempre adoptamos un rol sumiso.
El libro manda, no te engañes. Si te decepciona, él es quien lo provoca, no tú.
Tú sólo eres el receptáculo de la
decepción que te genera. Si te apasiona, te apasiona el libro. Entonces,
mágicamente, lees, lees y lees y no puedes parar, quieres que dure eternamente.
Sin embargo, siempre llega el final. Siempre llega la hora de la despedida y
por mucho te he haya llenado, siempre deseas más. Igual, igual, igual que en el
sexo… Si la relación sexual ha sido
satisfactoria siempre deseas repetir (y quien diga lo contrario miente). Por el
contrario, cuando un libro cuesta, cuando vemos que no nos entra, cuando
sientes que no está hecho para ti y aun así decides llegar al final con él,
sabes que la experiencia será mala; traumática incluso. De hecho, pese a que
sabes que en la vida no deberías sentirte forzado/a por nada, cuando un libro
cae en tus manos muchas veces por muy poco que te esté gustando sueles dar tu
brazo a torcer y esperas, esperas y esperas deseando que la cosa mejore. Pero
¿quieres que te diga una cosa? Como en el sexo, si de entrada no te excitas, no
esperemos de repente milagros.
En la línea de lo último que te
he explicado, lo de “malos polvos”
con libros. Me gustaría aconsejarte que te protejas como lo haces cuando mantienes
relaciones sexuales. Toma precauciones, ¡no te vayas nunca con un desconocido!
Y si lo haces, hazlo porque ya te hayan hablado de él. Si eres un leer voraz,
ya lo harás. Pero si eres primerizo, te aconsejo que vayas a tiro hecho. Mira
blogs, lee reseñas. ¡Protégete contra los millones de “virus” que pueblan las estanterías últimamente! Piensa que si no
haces un uso responsable de los libros puedes acabar gravemente enfermo/a y no
poder volver a leer en toda tu vida. Así que tú mismo/a…
En fin, lectores/as. Imagino que
debéis estar pensando que me he vuelto loco, que soy muy soez, que tienen que
ver peras con manzanas… Pero todo lo contrario. Estoy muy cuerdo y toda esta
extraña reflexión tiene su por qué. Como ya os dije, quiero llevar a cabo una
investigación, concretamente, un experimento empírico sobre cómo se posicionan
los post de un blog de literatura. Y, claro, para conseguirlo no sólo he echado
mano de vosotros, también he utilizado palabras y expresiones afines a la
palabra más buscada hoy en día en internet: SEXO. Así pues, si la prueba sale bien, este post que tú acabas de
leer en pocos días acabará posicionándose por delante de otros tantos por el
simple hecho de utilizar palabras tales como follar, joder, chingar…
Y bueno, a ti, de nuevo, te pido
disculpas y te doy las gracias por ser mi conejillo/a de Indias. Ya sabes,
espero tu comentario.
¡Gracias y hasta pronto!
Ostras Carlos, no dejas de sorprenderme, que artículo más reflexivo, nunca me lo había planteado la lectura desde esta visión.
ResponderEliminarPues bien, me considero una lectora "promiscua" porque leo todo lo que cae en mis manos... y además disfruto y me lo paso bien con todo tipo de lectura y estilo literario, así que muy"salida" (caray, como suena esto) y además "sumisa" ya que soy de las que aguantan, aguantan y aguantan esperando que al final acabe por gustarme y disfrutar.
Leyendo tu artículo he llegado a la conclusión de que yo también (aquí voy a decirlo con mis palabras, un poco más finas) HAGO EL AMOR CON LOS LIBROS
Es interesante y acertada la comparación.Te hace pensar y reflexionar sobre tu relación con los libros. Siempre he dicho que era una lectora ecléctica y resulta que soy "promiscua", que es más divertido. También soy de las tenaces, insisto en seguir leyendo aunque no me este gustando, siempre con la esperanza de ese giro inesperado que logre engancharme y me encanta que me recomienden e informarme sobre libros pero nunca renuncio a lanzarme "a tumba abierta" a leer ese libro del que no tengo referencia pero que me llama desde la estantería. ¿Cómo renunciar a la pasión por el descubrimiento de ese tesoro que nadie más conoce? Y si no es esta vez, quien dice que no será la siguiente ....
ResponderEliminarSolo voy a decir que me encanto este articulo y que no deje de sonreir con cada palabra que leía, la cual me parecia totalmente cierta.. Como tu dices realmete " nos follamos a los libros"
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