“Otto
Stephenson y Clea Ross ingresan en un asilo para ancianos ricos y solicitan que
una cuidadora en particular, Ilona, se ocupe de ambos. Clea, de noventa años,
en su juventud una brillante violonchelista, sacrificó su carrera para
permanecer a la sombra de su marido, un célebre director de orquesta. Dotada de
un estimulante sentido del humor, es dueña de una
ironía demoledora, libérrima y encantadora cuando quiere, pero dura con todo
aquello que le resulta despreciable. Otto, de edad semejante, es un anciano
seductor que conserva el encanto y el glamur de su juventud. La joven Ilona
esconde un pasado terrible en su Hungría natal, sometida al terror soviético.
Es una mujer zarandeada por el destino.
En Barcelona, conoce a Miguel. Además
de vivir un gran amor con él, este le enseña oficio de luthier. La felicidad se
rompe cuando Ilona viaja a Budapest y permanece allí un largo periodo de tiempo
para cuidar a su madre. Otto le pide a Ilona que dediquen su tiempo a fabricar
un violonchelo y esta ocupación se convierte para el anciano en lo más
importante de su vida. Ilona tiene otros intereses: reconstruir su relación con
Miguel. Durante tres meses, las vidas de Clea, Otto e Ilona se entrelazan, se
llenan de confidencias, de secretos, de verdades a medias, de medias mentiras,
de descubrimientos, y acaban formando un mosaico en el que nada es lo que
parece. El violonchelo será en última instancia el desencadenante que los
protagonistas esperan para encauzar la segunda oportunidad de sus vidas y
retomar los cabos sueltos que les impedían a cada uno, por distintos motivos,
ser felices.
El alma del mundo propone una sugerente inmersión en la naturaleza
humana, en el sufrimiento y la felicidad, en el amor y el desamor, en el dolor
y la pérdida. Los personajes están excelentemente construidos, con una
complejidad tal que permite una puesta en escena verosímil y lúcida, dramática
y emotiva. A lo largo de la novela se intercala en la trama un interesante
juego de espejos que recrea las distintas perspectivas de los personajes,
especialmente los de Clea y Otto, cuyo ángulo de observación de sus vidas, que
han corrido paralelas, acaba revelándose como algo más de lo que en apariencia
parece. La original trama, manejada con gran soltura por el autor, el ritmo
narrativo y la solidez de los personajes convierten El alma del mundo en una
lectura cautivadora, singular y diferente”.
Otro maravilloso libro de este autor que me tiene
enamorada.
Una novela llena de todos los matices del alma humana,
donde el lector va encajando piezas en un puzzle de la misma forma que las va
desencajando porque en ocasiones tienes muy claro por dónde va la relación de
los protagonistas, para en páginas posteriores pensar que la cosa va por otros
derroteros.
Bien, bien, tal y como dice la sinopsis del libro, es
un juego de espejos donde los protagonistas van desnudando sus almas, pero
donde el reflejo de lo que muestran no siempre es lo que parece y puede inducir
a llevarse alguna sorpresa final al lector.
Un ritmo muy lento de lectura, pero que sin embargo no
deja de fluir en todo momento, con un punto de tristeza tal y como su autor nos
tiene acostumbrados, pero siempre con mucha sensibilidad y ternura, y en
ocasiones, con estallidos muy claros de rabia contenida.
Sus personajes Otto, Clea e Ilona nos adentran en sus
vidas para ir sacando a flote toda la frustración, el miedo, la soledad, la
rabia y la culpa que durante mucho tiempo a anidado en su interior, y el centro
Buenavista, donde van a coincidir durante unos meses, será el catalizador que
hará posible la limpieza de todos esos sentimientos que los atormentan.
Una novela deliciosa, que hay que leer saboreándola, al
ritmo lento y pausado de las notas profundas de un chelo, el protagonista
silencioso de esta historia y el centro en el cual gira toda la trama.
Lo tengo que leer sí o sí.
ResponderEliminarBesotes!!!