Tom Ford y Marc Jacobs apuestan por el maquillaje masculino y se multiplican los desfiles o las líneas de complementos. Mientras el consumo femenino permanece estable, ellos son el blanco de la industria.
Corrector, bálsamo labial y autobronceador…para hombre. Tom Ford ha decidido ampliar el público de sus deseadísimos cosméticos creando una gama masculina que llegará a las tiendas en otoño. Unas semanas antes, la línea unisex de Marc Jacobs aterrizará en Sephora. Bajo el elocuente título “Boy tested, Girl approved” el director creativo de Louis Vuitton pondrá a la venta gel para cejas, antiojeras e incluso sombras de ojos para ambos sexos.
“Presto atención a mi piel, utilizo cosméticos, bronceadores y mascarillas de barro”, declaraba Ford a la web Fashionista. El diseñador es consciente de que la gran mayoría de los hombres no siguen sus rutinas de belleza, pero alguien que sabe gestionar tan bien su marca y sus productos no lanzaría una línea de cosmética masculina si no supiera que hay un mercado floreciente esperando comprarla.
Según un estudio publicado por la agencia Euromonitor International, el año pasado los hombres estadounidenses gastaron cinco billones de dólares en productos cosméticos, casi el doble de lo que gastaban hace una década.
Los hombres estadounidenses gastan en cosmética el doble que hace una década. Está previsto que el crecimiento continue.
Los blogs de belleza masculina, al estilo del pionero Man Face, crecen casi exponencialmente. Cada vez hay más hombres que no se avergüenzan al admitir que se resisten al envejecimiento a golpe de cremas antiarrugas, y marcas comoBlakk Cosmetics, que proponen lacas de uñas para ellos, están afianzándose lentamente dentro de la llamada cosmética de nicho. Más allá del star system, quizá estemos aún lejos de ver maquillajes en rostros masculinos, lo que sí parece ser cierto es que el hombre es el nuevo blanco del sector de la moda y la estética.
Otro estudio: la consultora Bain&Co afirma que el consumo de moda masculina de lujo creció un 10% en 2012 y se prevé que este año crezca un 14%. No es de extrañar, entonces, que las semanas de la moda masculina estén cada vez más establecidas en distintas capitales y reciban mayor atención por parte de medios y aficionados. Si hasta hace bien poco era casi impensable que críticos como Suzy Menkes o Tim Blanks prestaran demasiada atención a las propuestas para hombre, ahora lo impensable es que no se dediquen varias páginas a los desfiles de Prada, Gucci o Burberry men. “Hay una nueva generación de hombres jóvenes sin prejuicios, que se divierten cuidándose, arreglándose y jugando con las prendas”, cuenta a S ModaBlanca Zurita. Junto con Domingo Cruz, Moira Fernández y David Cabaleiro ha ideadoMFShow Men, la primera pasarela española enteramente masculina. “En estos momentos es igual de necesaria que una pasarela de mujer”, afirma, “la industria textil de hombre está creciendo a un ritmo insospechado a nivel nacional e internacional”.
A propósito de la semana de la moda londinense, el mismo Tom Ford afirmaba al diarioTelegraph: “La idea del hombre coqueto está creciendo, sobre todo en los mercados emergentes, aunque quizá Londres sea el sitio con más hombres coquetos” La ciudad que vio nacer al gentleman y al dandy es también el lugar predilecto para la experimentación y la transgresión de barreras entre géneros.
Junto a las reformulaciones de la mítica sastrería británica han podido verse sobre la pasarela los vestidos de J. W. Anderson (cuya colección para Versus ya mostraba looks unisex) o los crop tops de Astrid Andersen.
Coincidiendo con el comienzo de estos desfiles, el London College of Fashion organizó una mesa redonda para debatir por qué los hombres no llevan tacones. Reunir a personalidades del sector para hablar sobre hombres subidos a cuñas y stillettos puede parecer una idea peregrina, sin embargo, no hace tanto tiempo podía verse a chicos con kaftanes y plataformas paseando por las calles aledañas a esta misma escuela. Michael Fish, Therry de Havilland y otros diseñadores míticos de aquella ola sesentera conocida como Swinging London lograron acabar momentánea y localmente con los tabúes de género vendiendo túnicas, zuecos de cuña y vestidos floreados.
Hasta que Napoleón los prohibiera, los tacones eran uno de los símbolos inequívocos de la nobleza de su portador. Cuanto más altos, más cerca del rey se estaba. Lo mismo podría decirse del maquillaje e incluso de las faldas. La floreciente burguesía del XIX puso fin a varios siglos en los que los hombres llevaban la batuta de la moda tanto o más que las mujeres. El traje sobrio, de colores apagados y pocos adornos con el que los burgueses querían dar a entender que lo suyo era el trabajo y no la frivolidad, todavía marca nuestra idiosincrasia, sin embargo, la historia de las mujeres como únicas consumidoras de tendencias y cosmética es relativamente reciente.
Es común ver (y comprar) trajes y complementos masculinos para mujeres. El estilotomboy o el “dandismo” femenino apenas captan ya nuestra atención mientras que las faldas y tacones masculinos son siempre noticia. Que se lo digan, si no, al tándem Kanye West-Givenchy o al fondo de armario by Prada de Marc Jacobs. Traspasar las fronteras estéticas del género sigue siendo un recurso medíatico eficaz si el camino se hace de la mujer al hombre, no a la inversa.
Por eso aún recordamos aquellas faldas que Gaultier subió a una pasarela por primera vez hace casi veinte años. Por eso, también, utilizar a hombres con stilettos para presentar su colección en Pitti Uomo ha puesto en el foco a la marca Aquazzura. El abanico de posibilidades estilísticas del hombre es tan reducido que la enésima prenda femenina sobre una pasarela sigue siendo sinónimo de cobertura mediática.
“El hombre se está liberando poco a poco de sus códigos”, sostiene Blanca. Así, aunque pasen años hasta que veamos a nuestros amigos y parejas calzarse unos Louboutin o echarse el antiojeras de Tom Ford, propuestas intermedias como los colores pastel, los estampados floreados y los bolsos colgados del hombro son ya productos muy demandados entre ellos, de Burberry a Zara, de Gucci a TopMan. Las pasarelas se multiplican casi tanto como las revistas de estilo masculino o las tiendas de lujo para hombres. En julio tendremos la nuestra, “porque las marcas y los diseñadores de ropa de hombre actualmente tienen mucho que contar”, afirma Blanca. La época en la que las mujeres decidían el fondo de armario de sus hijos y parejas ha quedado enterrada definitivamente.