Lo último de C.Pérez de Tudela

Descubre la última aventura de Daphne McGraw tras "Disparatado Asesinato en el Upper East Side".

Vuelve C.Pérez de tudela

"Extraña luna de miel", la apuesta más irreverente y provocativa del autor de la trilogía "Los Misterios de Daphne".

Un manual para tu día a día

Un libro que te cambiará la vida y te enseñará a cómo hacertela más fácil.

lunes, 18 de noviembre de 2013

Qué tendrán los ojos...

Qué tendrán los ojos que dicen tanto de nosotros. Qué poder se ocultará bajo nuestros párpados que nos hace capaces de infundir confianza, de crear rechazo, de anunciar nuestro humor… Qué extraño mecanismo hará que mediante nuestra mirada seamos capaces de convencer, de seducir, de rechazar…

Y es que hay miradas que enamoran, que infunden confianza. Por contra, otras son capaces de matar, de provocar profundo desasosiego. Hay ojos que son feroces, cargados de odio. Estos siempre acompañan miradas que asustan, que auguran de reojo malas intenciones. Pero también los hay risueños, llenos de vida. Ojos chispeantes que anuncian a los cuatro vientos que están enamorados.

Así pues es lógico pensar que estos son pequeñas ventanas a través de las cuáles asoma nuestra alma y por dónde nuestros sentimientos se airean.
En ocasiones son pequeños ventanucos por los que tímidamente asoman buscando ser correspondidos. En otras, estos son grandes ventanales que proyectan tormenta; incluso a veces, en muy pocas ocasiones, estos no son más que huecos oscuros y profundos, vacíos. Pequeñas fosas que buscan alimentarse del brillo de los otros. Ojos depredadores que escrutan buscando calmar sus ansias.

Por suerte, si te fijas, el mundo está lleno de ojos rebosantes de vida. Ojos cargados de ganas de vivir, aunque a veces cansados, siempre esperanzados. Gracias a Dios el mundo está lleno de miradas llenas de ilusión y de ganas de ver. Ojos deseosos de descubrir magia.

Y ahora, antes de acabar, un consejo: Si alguna vez en tu vida te cruzas con estos últimos míralos fijamente, con fuerza. Míralos queriendo empaparte de su esencia. Míralos como si fuese lo último que fueses a hacer en esta vida. Hazlo porque esos serán los que salven este mundo.

domingo, 17 de noviembre de 2013

Eternamente adolescentes: El cine de hoy en día



La industria cinematográfica se centra en el público adolescente.

Decir que el cine está en crisis es una obviedad, sobre todo porque hoy ¿qué sector no padece los estragos de la crisis? No obstante, ¿eso es excusa para que el cine sea mayoritariamente para un público adolescente? Sólo tenéis que echar una ojeada a la cartelera para daros cuenta que casi todo lo que hay está destinado a un público adolescente; incluyendo también las fases pre y post. ¿La crisis ha matado la imaginación? ¿Vale dinero tener buenas ideas?

Últimamente, al margen de que el cine esté dirigido prácticamente a un público púber, además, se ha puesto de moda hacer fusiones y refritos. Un ejemplo clarísimo de que esto es así es la última película del ex señor Johanson, Ryan Reynolds. La película se llama: “R.I.P.D: Departamento de Policía Mortal”, ya de entrada la idea es absurdamente delirante; policías que después de muertos siguen prestando servicio para mantener a raya fuerzas malignas que proceden del más allá. Pero bueno, sobre gustos no hay nada escrito. A dónde yo quiero llegar es a que esta película es una fotocopia ridícula de la trilogía Men in Black. Piénsalo: Una pareja de policías, uno veterano y el otro no, fuerzas ocultas que amenazan la tierra, humor tonto y manido… ¿te suena?

Algo parecido sucede con el último film de ese Dios griego llamado Channing Tatum. La película en cuestión se llama: “Asalto al poder” y va sobre un grupo de terroristas que se infiltran dentro de la Casa Blanca para cometer un atentado. Hasta ahí bien, lo malo viene cuando te pones a ver la películas y ves que es un refrito descarado de todo aquello que ya hemos visto mil y una veces en otras películas. Si algo tiene original dicha película es el número de escenas copiadas de otras; hay de todo: momentos dignos de “La jungla de cristal”, otros sacados directamente de “La roca”, “Air Force One”, “Murder at 1600″… Aunque quizás lo más divertido del asunto es ver cómo los guionistas han forzado situaciones tales como: Chico conoce chica, chico tiene una hija que podría ser su hermana pequeña, chica enamorada en secreto del chico durante años, tensión sexual no resuelta, patriotismo llevado a extremos un tanto frikis… En resumen: Una mezcla preparada para que la consuman los adolescentes (que en su mayoría no conocen esas otras películas y no se darán cuenta del plagio descarado).

Y bueno, si sigo no acabaríamos, pero… ¡¿”Cazadores de sombras“?! Como si no hubiese buenos libros que llevar a la pantalla. Además, para hacer una película así mejor que no hubiesen hecho nada. Mala, pero que muy mala. Pero lo más triste de todo es que tiene un tufillo a telefilm que es lo único que asusta. Imaginaos, Lyly Collins, que sigue negándose a reducir un poco el grosor de sus cejas, Jamie Campbell Bower haciendo de guapo —¿No le ha dicho nadie que es cero atractivo?— y, como punto final de la decadencia, Jonathan Rhys-Meyers —El guapísimo protagonista de los Tudor— en horas bajas haciendo de malo malísimo.

Y digo yo, ¿esto es producto de la crisis? ¿O la crisis es producto de esto?

sábado, 16 de noviembre de 2013

En otoño… ¡Con la mejor sonrisa!

Que el cambio de estación no modifique tu estado de ánimo.

Al llegar el otoño no sólo caen las hojas de los árboles y los resfriados se mudan a vivir con nosotros hasta Navidad. Además, como si perder horas de sol no fuese suficiente, se agravan los estados depresivos y se es más proclive a que el ánimo dé un bajón.

Y por ello a continuación te daré el ABC para evitar que la tristeza y el mal rollo se apoderen de ti instalándose en tu vida. Si sigues al pie de la letra mis indicaciones te aseguro que llegarás a Navidades con una sonrisa puesta:
  • Aumenta la actividad física. No te apoltrones en el sofá. Y sobre todo, no dejes que el mal tiempo cambie tus planes. Si tenías previsto salir, sal. Pero no sólo eso, haz ejercicio. Ya sea apuntándote al gimnasio, haciéndolo en tu casa o saliendo a caminar cada día un rato. Puede que te parezca un consejo absurdo en relación a vencer un estado depresivo, pero no lo es. Créeme. Hacerejercicio tiene beneficios físicos más que conocidos por todos, pero también contribuye psicológicamente a combatir esos momentos de desánimo. El ejercicio provoca que nuestro cerebro secrete de manera natural serotonina, sustancia que actúa como anti-depresivo aportando confort y felicidad. Así que ya no tienes excusa, ¡a correr se ha dicho!
  • ¡Socializa! Sal de casa. Apaga la tele. Deja aparcado ese libro que tanto te está gustando. Abandona el calor del hogar y queda con gente, haz actividades con ellos. Ves al cine, al teatro, la opera… ¡lo que sea! Pero no te encierres en casa. El aislarse no es bueno; y mucho menos para alguien que está un poquitín alicaído. ¡Chútate amistad, vuélvete yonqui sin reparo alguno!
  • Cero dramas. Aléjalos de ti como Superman alejaría de sí mismo la criptonita; lejos, lejos… Empápate de alegría. Busca cosas y personas que te aporten. Busca la risa. Reír es tanto o más sano que llevar una dieta equilibrada. ¿Efectos secundarios? Arrugas… Nadie dijo que superar un bache fuese a resultar fácil. Lo dicho, evita lo triste y arrincona el drama. No es tu momento. No te culpes por no estar ahí para dar apoyo a tus allegados, si te quieren lo entenderán. Es tu momento de “egoísmo“. Ahora cuentas tú y sólo tú, para lo demás tendrás tiempo más adelante.
  • Toma el sol. Los rayos ultravioletas también aumentan la producción de la serotonina. Hazlo preferentemente fuera de tu casa; recuerda, ¡está prohibido apoltronarse! Puedes buscar un parque, la terraza de una cafetería, un bar o un restaurante que sea de tu gusto y tomar el sol mientras lees algo, preferentemente de humor.
  • Recuerda, ¡nada de dramas!
  • Busca una afición. Mira para tus adentros y analiza qué es lo que te gusta o en qué eres buena —Y no; no le hagas caso a esa vocecilla que te dice que tú no haces nada bien. Todos hacemos alguna cosa bien, ¡encuéntrala!—. Puede que se te dé bien cantar, bailar, dibujar, el punto de cruz, la escritura, el deporte… no sé, un sin fin de cosas. Seguro que fácilmente la encuentras. Y ya sabes, a poder ser que sea fuera de casa, acompañada y bajo el sol… Te sugiero que pruebes como voluntaria limpiado arcenes de carretera.
Se trata de cinco sencillas soluciones para decirle adiós a la depre y darle la bienvenida a lafelicidad. ¿Por qué estar triste cuando puedes estar riéndote como una loca? Inténtalo, lo único que puedes perder es tiempo. Y pensado fríamente, quién sabe, puede que sin darte cuenta te plantes en primavera…

Dime a quién juzgas y te diré cómo eres

Una de las definiciones que mejor ilustra lo que es un juicio de valor (Ejemplo: Habíamos quedado a las 9.00 y son las 9.15, siempre llega tarde. Es un tardón), es aquella que se refiere a ellos como juicios emitidos desde la subjetividad; dice de ellos que son siempre formulados a través de adjetivos dicotómicos (Ejemplo: bueno-malo, feo-guapo, alto-bajo).

Los hacemos cada vez que calificamos acciones o cosas. Estos pueden ser morales, éticos, estéticos, políticos, religiosos, etc… Se caracterizan principalmente por contraponerse a los juicios de hechos (Ejemplo: Está lloviendo y por eso está el suelo mojado) y los utilizamos para expresar nuestros gustos, preferencias e ideologías.
Los usamos diariamente y se han convertido en inquilinos de renta antigua de nuestra cotidianidad sin que nos diésemos cuenta. Y lo peor, los utilizamos de manera inconsciente. Lo que no sabemos es que conviviendo con ellos estamos castrando constantemente opciones. Por su culpacensuramos de manera inconsciente circunstancias posibilitantes.
Por ello es peliagudo emitir juicios de valor. Y lo es porque cada vez que emitimos uno nos exponemos mucho más de lo que creemos. Un juicio de valor habla más sobre nuestra personalidad que sobre la persona, hecho o situación sobre el que lo estamos vertiendo. Recuerda: Cuando señalamos a alguien o algo, diez dedos nos señalan a nosotros.
Precisamente por todo esto, merece la pena que nos planteemos si somos capaces de comenzar a reducir nuestra dosis diaria de juicios de valor. Merece la pena que intentemos poner a prueba nuestra flexibilidad y que reubiquemos los límites de nuestra tolerancia.
Tomémoslo como un entrenamiento; hagámoslo poquito a poco, consigamos una mínima dosis de reflexión diaria; hagámoslo durante 21 días, si durante todo ese periodo nos ejercitamos y elevamos nuestra capacidad de reflexión, nos daremos cuenta de que habremos integrado en nuestro sistema unanueva capacidad. Una capacidad que nos abrirá un nuevo mundo de posibilidades. ¿Te atreves? Inténtalo, no perderás nada y puede que ganes mucho. Anímate, empieza este nuevo curso de una manera distinta.
A continuación les propondré una pequeña serie de ejercicios que se pueden llevar a cabo durante nuestro día a día:
1 ‑ Leer el periódico sin hacer juicios  y sin alterarme. También puedo leer un periódico de una orientación ideológica totalmente contraria a la mía sin alterarme e intentando comprenderlo.
2 ‑ En el tráfico aceptar las conductas de los demás sin valorarlas, sin enfadarnos, sin alterarnos, simplemente describiéndolas.
3 ‑ No juzgar la ropa o moda que lleven los demás, pensar que cada  uno es libre de llevar lo que quiera.
4 ‑  Comprender y aceptar posiciones políticas que no tolero (lo que conlleva no alterarme y no discutir).
5 – Imaginar una escena de mi vida en el pasado, en la que alguien me ha sacado de mis casillas y recordarla sin valorarla y sin inmutarme.
6 ‑ Llamar a un familiar que me desagrade y hablar con él sin  alterarme.
7 ‑ Ver en la TV programas contrarios a los que normalmente veo y  hacerlo sin alterarme.
8.- Ver con mi pareja ese programa que a él o ella le gusta y a mi me aburre o no soporto, me siento a su lado y lo veo aunque no me guste, pero  sin alterarme, sin  hacer juicios, solo observando y estando relajado y disfrutando el estado de relajación.
9 -Quedar con un amigo y pedirle que le cuente algo que ha sido importante para él en la vida, escucharle preguntándole cosas  que no entendamos de su historia.  Hacerlo sin discutir, sin dar nuestras opiniones, sin contar nuestras anécdotas, comprendiendo lo que el otro dice, escuchando aunque no me guste.
10‑ Traer a la mente escenas de nuestra vida que me genere  sentimientos de culpa o dolor. Lo hacemos relajados, nos  remontamos al pasado, vemos la escena de la que nos lamentamos o arrepentimos y la visualizamos tranquilos, como si fuéramos un observador externo.