Después de haber leído el libro de
“Una madre” y de haber asistido a su presentación de la mano del propio autor,
me hice el propósito de leer cuantos más libros de este autor mejor, ya que
quede prendada de la historia y de su escritor. Cuando Alejandro Palomas nos
habló de sus anteriores obras en la presentación, nos recomendó encarecidamente
leer el título que hoy nos ocupa, ya que según comentó, es uno de sus
favoritos, sobretodo porque una de sus protagonistas es la abuela Mencía y ésta
tiene mucho que ver con su propia abuela. Pero lo que no nos comentó el autor
es que “El tiempo que nos une” tiene una segunda parte “El cielo que nos
queda”, que aunque podrían leerse independientemente, lo cierto es que es preferible
leerlos en orden ya que las historias comenzadas en el primer libro tienen su
continuidad en el segundo.
Desgraciadamente yo desconocía esta particularidad,
y la verdad es que en “El cielo que nos queda” no se hace mención a esta caracteristica.
De todas formas no me ha causado mayor problema el haber leído el segundo antes
que el primero, al contrario, me ha ayudado a comprender mucho mejor la
historia, ya que tenía la visión más completa del argumento.
En “El tiempo que nos une” asistimos
a la desaparición de Helena, la hija mayor de Lía, durante una tempestad en el
mar, y más tarde a la enfermedad y muerte de Tristán, el pequeño de la familia,
así como a los divorcios de Bea, Inés y Flavia. La abuela Mencía nos muestra en
esta primera parte su cara más oscura, la que tiene relación con los hechos que
hace años marcaron a sus hijas, Lía y Flavia, para siempre. En esta entrega se
asentarán las bases que darán lugar a los acontecimientos de la siguiente
novela.
La historia aunque compleja no me ha
sorprendido, y tiene su razón de ser, ya que todo lo que iba sucediendo en la
trama sabía con antelación cómo iba a desarrollarse. Esta primera parte con más
toques de tristeza que la segunda, pero los sentimientos que afloran a lo largo
de toda la historia y la relación entre las protagonistas son de diez. Me quito
el sombrero por Alejandro Palomas, un escritor que sabe trasmitir a la
perfección, conocedor como nadie del alma femenina y capaz de atrapar al lector
con esa forma tan exquisita y sensible que tiene de exponer las situaciones y
los sentimientos que se desatan tas ellas. Los diálogos son magníficos y el
desarrollo de cada uno de sus personajes, excepcional. Aunque el de la abuela
Mencía se lleva la palma, un personaje retorcido y directo a la hora de
expresarse, a caballo entre el despotismo y la ternura, pero una verdadera
joya.
Un libro maravilloso que no podéis
dejar de leer, eso sí, a ser posible siguiendo el orden cronológico de la trama
tal y como fue ideada, y si podéis leerlos seguidos, mucho mejor, porque
tendréis una visión mucho más completa de la historia.