
Son poco más de las siete de la mañana, los primeros rayos
de luz se cuelan en la estancia y el silencio lo empapa todo. En líneas
generales es un apartamento acogedor, muy femenino, con decoración vistosamente
planificada. Es evidente que en él habita una mujer. Todo está impecable,
cuidadosamente colocado, casi aséptico, salvo por el hecho de que el cuerpo de
una mujer reposa inerte sobre el suelo de la cocina. Junto a él, hay un
documento...