Larry Fink, el cazador de emociones
Rico en resveratrol, la madre de todos los antioxidantes, el vino tinto se postulaba hace años como un buen antioxidante. Ahora parece que no tanto
13 DE ABRIL DE 2013
10:43 H.
La ciencia, los científicos y los estudios de laboratorio tienen el poder de encarrilar la sabiduría de la humanidad aunque también, de ponerte la cabeza como una zambomba cuando las conclusiones son diametralmente opuestas. Es el caso del vino, que, según la universidad o el médico que avale la investigación, es bueno tomado con moderación o, por el contrario, te puede llevar a la tumba. A lo que vamos, ¿beber una copa de vino tinto con la comida tiene beneficios o es un error imperdonable? Desde que hace diez años el genetista David Sinclair y su equipo de la Escuela Médica de Harvarddescubrieron el bendito resveratrol, un polifenol con increíbles propiedades antioxidantes que ganaba por goleada en la batalla anti-radicales libres a las vitaminas C y E, han sido muchos los estudios llamados a destacar las bondades del vino tinto como agente antiedad. Ojo: vino tinto porque contiene más polifenoles que el blanco. Y, poniéndonos puntillosos, unos tintos más que otros. Parece que los europeos tienen más que los americanos y, afinando más el tiro, mejor un Cabernet Sauvignon que un Tempranillo, según matiza Marta Cañibano de la Universidad de Valladolid.
El caso es que en esta década pasada a la vez que subían enteros las vinotecas, las catas para profanos y hasta los spas con tratamientos de vinoterapia, proliferaron como setas en otoño los profetas de las bondades antiarrugas del vino. Y todo gracias al resveratrol, la madre de todos los antioxidantes, activador del colesterol y la elastina y bestia negra de los malvados radicales libres responsables del envejecimiento prematuro y, por tanto, de las arrugas. Posiblemente su máximo exponente fue Richard A. Baxter, un prestigioso cirujano plástico de Seattle. En su libro Age Gets Better with Wine (La edad mejora con el vino) hasta lo cuantificaba: una copa de vino tinto al día para las mujeres y dos para los caballeros. En una entrevista con la revista médica WebMD Baxter llegaba a afirmar que “tomando una copa de vino al día te verás mejor, tu piel resplandece y vivirás cinco años más que un abstemio”. Insistía en que el vino tiene más resveratrol que un simple zumo de uva porque en la fermentación también se incluyen la piel y las semillas. Puestos a destacar las bondades del elixir de Baco el cirujano se venía arriba afirmando que “es difícil saber cuáles de los beneficios se deben a las propiedades químicas del vino y cuáles a la personalidad de los bebedores de vino que tienden a llevar vidas menos estresadas”. Y, claro, a menos estrés, menos arrugas. Su compatriota, el cardiólogo Arthur Agatston también recomendaba beber uno o dos vasos de vino (nunca más) con las comidas en el libro South Beach Diet Supercharged.
Y así estábamos de felices con nuestra copa de vino hasta que llegaron de las universidades y los laboratorios americanos a fastidiarnos la ilusión. El primero y más imperdonable el mismísimo Sinclair que en 2013 señala que, si bien el resveratrol es mano de santo con las arrugas ya que estimula un gen antienvejecimiento, para lograrlo solo con vino harían falta 100 vasos al día (equivalentes al contenido de una píldora de 250 mg de resveratrol). Una proeza que ni los más bebedores en San Fermín… Dicho sea de paso, Sinclair ahora ha montado su propio laboratorio, Sirtris Pharma, dentro del entramado de la multinacional farmacéutica GlaxoSmithKline, cuyo negocio es, precisamente, vender comprimidos de vitaminas y medicamentos y no vasos de vino. De hecho, ya andan trabajando en un resveratrol sintético que, según revelaba el genetista al Daily Mail, “retrasaría el envejecimiento hasta el punto de permitirnos llegar a los 150 años”. El doctor Eric Rimm, epidemiólogo de la Universidad de Harvard, apunta que el problema “no es que el vino no contenga abundantes antioxidantes, sino que no se absorben bien”.
Lo que nadie cuestiona es el poder antioxidante del resveratrol obtenido de la vid. Así que, si no es vía copa de vino, siempre queda la posibilidad de hacerse con sus beneficios en forma de cosméticos. Mathilde Thomas junto al profesor Vercauteren, llevan quince años trabajando en los laboratorios Caudalie en los beneficios antiedad de los productos de la vid. Impedir la destrucción del ácido hialurónico de la piel (ese que aporta hidratación natural y evita arrugas), proteger de los radicales libres, estimular la formación de colágeno y elastina o hidratar son algunas de sus cualidades. “El resveratrol aplicado de forma tópica borra el 40% de las arrugas”, afirma Thomas sin parpadear. Desde Grecia la casa Korres acaba de lanzar para este verano una crema solar facial antimanchas (SPF 30 y SPF 50) con extractos de uva roja y un alto contenido en antocianinas, potentes antioxidantes y protectores frente a los rayos UVA. Otra opción es la vinoterapia, convertida en un aliciente más para visitar grandes regiones vinícolas como La Rioja. Hoteles como El Palacio Azcárate (Ezcaray), el Señorío de Casalarreina,Los Agustinos, Señorío de Briñas y Ciudad de Haro o el arquitectónico Hotel Marqués de Riscal en Elciego (Álava) ofrecen tratamientos hidratantes, baños en barrica con orujo de uva, exfoliación con Cabernet, y hasta liftings a base de productos realizados con la uva. En este último, esta primavera el tratamiento estrella es el Modelaje Divino, un protocolo de preparación de la piel para el sol a base del Aceite Divino de Caudalie.
Fuente: http://smoda.elpais.com
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