viernes, 8 de marzo de 2013

Un taller enseña a 30 mujeres a contar historias


Profesora y alumnas del taller de literatura femenina. | Madero CuberoEl papel de la mujer en la literatura ha sido especialmente secundario hasta fechas muy recientes. Las féminas sólo aparecían en los libros como protagonistas de las historias, sujetos sobre los que se pensaba y se escribía, pero nunca eran las autoras los sujetos que pensaban y escribían. La historia de las mujeres no eran contadas por ellas mismas sino por hombres y las pocas que se atrevían a hacerlo tuvieron mucho más complicado pasar a la historia de la literatura.
Cuando se habla de amor en la poesía clásica se recurre antes al romano Catulo que a la griega Safo, a pesar de que fue anterior a él. Las grandes novelas del siglo XIX se identifican con narradores rusos y no con las hermanas Brontë y Jane Austen, por ejemplo.
El género que la mujer ha utilizado tradicionalmente más para contar ha sido el autobiográfico, en sus diferentes manifestaciones: diarios, memorias, cartas. Escritos que han facilitado la incorporación de las mujeres a la escritura y su publicación. Pero el género de la emoción y el recuerdo -a través, por ejemplo, de la poesía- ha permanecido ajeno a la apertura de las mujeres a la literatura.
Sin embargo, en Córdoba se intenta evitar esto animando a las mujeres a que se atrevan a poner sus ideas en palabras. ‘La Bella Varsovia’ ha organizado unos talleres, coincidiendo con el mes en el que se celebra el Día de la Mujer, destinados a féminas que anhelan un contacto con la literatura, bien como grandes lectoras o como futuras escritoras.

Cuéntame tu vida

Las dos monitoras del curso, Elena Medel y Alejandra Vanesa, proponen a las alumnas la lectura de textos (cuentos, poemas, fragmentos de otros géneros, etc.) escritos por mujeres a lo largo de la historia y conversan sobre los puntos en común, qué sienten ante lo que expresan, aquello que las separa de las mujeres que los escribieron; y aprenden, además,trucos literarios de las grandes maestras. El objetivo es que el hecho de narrar una historia, crear un personaje o tejer un poema deje de ser una incógnita para las participantes en el taller, que lleva por título ‘Cuéntame tu vida’.
Las alumnas se nutren de sus propias experiencias y recuerdos para moldear sus relatos y poemas y escuchando los de los demás aprenden, además, a corregir lo que han escrito. El objetivo final es, según apunta Elena Medel, que pierdan el miedo a la hoja en blanco. El perfil de la alumna varía desde la jubilada que se ha animado a redactar unos versos hasta la universitaria que quiere aprender técnicas de escritura y llevarse ciertas pistas de títulos recomendados y autoras a las que seguir.
«La idea es nutrirnos de la experiencia personal para utilizarla con un fin artístico, que sirve de desahogo y permite explorar nuevas vías a través de la literatura para conocerse a una misma», apunta Medel. El taller servirá a las participantes para comparar lo que sintieron en primera persona las mujeres de antaño, plasmado en su escritura, y lo que hoy sienten ellas.
María Desposorio nunca ha ido al colegio. De ahí que ahora quiera estar «en todos los sitios donde se puede aprender algo y además disfrute». «Sólo he escrito un poema a mi marido. La poesía me gusta mucho y leerla también pero como no he ido al colegio tengo que desarrollar la técnica», apunta entre risas.
Matilde, en cambio, sí ha tenido un contacto con la literatura aunque no a nivel profesional. Esta mujer, desempleada en la actualidad, asegura tener mucho que contar desde su propia experiencia personal. «He plantado un árbol y he tenido hijos. Sólo me queda escribir un libro», afirma. Matilde ha escrito mucho, sobre todo narrativa, pero para un círculo reducido, íntimo. «No he publicado nada pero estoy en un momento de mi vida en el que me encantaría escribir un libro aunque fuese pequeñito» y acudir a este taller la va a dotar de algunas técnica para hacerlo de una forma autobiográfica.
El curso, que cuenta con la colaboración del Instituto Andaluz de la Mujer (IAM), tiene una duración de tres semanas y en él participan una treintena de mujeres.

Fuente: http://www.elmundo.es/

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