La escritora ha sido llamada "la hermana pequeña de Woody Allen". Melissa Bank vive en la actualidad en Nueva York. Con el antecedente de haber trabajado en una agencia literaria y como redactora publicitaria, en 1999 debutó con Manual de caza y pesca para chicas (Anagrama).
El riesgo de estar ante otra autora representante del temible género Chick Lit (esto es, literatura escrita por y para mujeres profesionales jóvenes con estilo, solteras, que viven en ambientes urbanos -generalmente Londres o Manhattan-, con el psicoanálisis incrustado en la piel, relatando sus vidas amorosas y laborales con un abierto componente sexual y humorístico), era alto.
Con el libro en la mano me pregunté, ¿esta Melissa Bank también será una neurótica adorable, como la precursora de ese género: Helen Fielding (El diario de Bridget Jones)?
Al concluir la lectura de Manual de… (siete relatos interconectados por su protagonista Jane Rosenal) entendí por qué han llamado a Melissa Bank “la hermana pequeña de Woody Allen”. Tampoco encontré raro -por ende- que otros advirtieran su fina sintonía con la serie Sex and the city.
Pero, como les exige la exitosa agente literaria del boom latinoamericano, Carmen Balcells, a los escritores primerizos que pretenden sus servicios, ¿sería capaz Melissa Bank de consolidar su aguda, inteligente y divertida pluma en una segunda obra?
En la web encontré una entrevista suya donde explica su leitmotiv literario: “…buscaba escribir algo que resultara realista para mí. Al principio sentía cierto desdén sobre mi propia vida como material de trabajo. Intenté escribir sobre los pobres, las prostitutas, de los cuales yo no tenía la menor idea y por eso no me salía nada interesante”.
Su segunda entrega, Un lugar maravilloso -relato en ocho capítulos también interconectados- (Anagrama, 2006), nuevamente da cuenta de una prosa ágil, llena de diálogos envidiables y monólogos igualmente de ácidos. Quedé fascinado con su atmósfera neoyorquina. Sentí que había vivido en esa ciudad. En pocas palabras o pensamientos, Melissa Bank dice mucho. Tampoco se repite. Imposible desconocer que su escritura ha madurado. No en vano se tomó seis años para escribir Un lugar…
En esta nueva obra pululamos por NY de la mano de Sophie Applebaum, su protagonista, que no es otra que el alter ego de Melissa Bank, una típica antiheroína de provincia a la que acompañamos desde su pubertad, a principios de los años 70, y que seguimos a lo largo de un cuarto de siglo por bar-mitzvahs, colegios y trabajos; aguantando a sus volátiles y muy tradicionales hermanos y a unas abuelas tremendas; ilusionándose y desilusionándose de sus novios, en fin.
La mirada escéptica de Melissa Bank no es obstáculo para dejar de reconocer que si bien el poder y la riqueza de los Bronstein (otros personajes de Un lugar…) es inmensa, el verdadero poder y riqueza les proviene del hecho de que son una familia, como se concluye al final de la obra (p. 378). En el páramo en que se vive, el sueño de ser una familia no es poca cosa, ¿no les parece?
Pero, como les exige la exitosa agente literaria del boom latinoamericano, Carmen Balcells, a los escritores primerizos que pretenden sus servicios, ¿sería capaz Melissa Bank de consolidar su aguda, inteligente y divertida pluma en una segunda obra?
En la web encontré una entrevista suya donde explica su leitmotiv literario: “…buscaba escribir algo que resultara realista para mí. Al principio sentía cierto desdén sobre mi propia vida como material de trabajo. Intenté escribir sobre los pobres, las prostitutas, de los cuales yo no tenía la menor idea y por eso no me salía nada interesante”.
Su segunda entrega, Un lugar maravilloso -relato en ocho capítulos también interconectados- (Anagrama, 2006), nuevamente da cuenta de una prosa ágil, llena de diálogos envidiables y monólogos igualmente de ácidos. Quedé fascinado con su atmósfera neoyorquina. Sentí que había vivido en esa ciudad. En pocas palabras o pensamientos, Melissa Bank dice mucho. Tampoco se repite. Imposible desconocer que su escritura ha madurado. No en vano se tomó seis años para escribir Un lugar…
En esta nueva obra pululamos por NY de la mano de Sophie Applebaum, su protagonista, que no es otra que el alter ego de Melissa Bank, una típica antiheroína de provincia a la que acompañamos desde su pubertad, a principios de los años 70, y que seguimos a lo largo de un cuarto de siglo por bar-mitzvahs, colegios y trabajos; aguantando a sus volátiles y muy tradicionales hermanos y a unas abuelas tremendas; ilusionándose y desilusionándose de sus novios, en fin.
La mirada escéptica de Melissa Bank no es obstáculo para dejar de reconocer que si bien el poder y la riqueza de los Bronstein (otros personajes de Un lugar…) es inmensa, el verdadero poder y riqueza les proviene del hecho de que son una familia, como se concluye al final de la obra (p. 378). En el páramo en que se vive, el sueño de ser una familia no es poca cosa, ¿no les parece?
(Publicado en Revista Capital, N°193, noviembre de 2006, p. 159)
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