Se me viene a la cabeza una frase
bastante idónea para que juntos iniciemos esta nueva sección del blog:
"Se
dice que el trabajo dignifica al hombre."
Y digo yo... ¿seguro que dignifica? ¿Quién
narices dijo eso? Seguro que esa chorrada tuvo que decirla un jefe, si no no
entiendo nada. Y no lo entiendo porque en muchísimas ocasiones en un trabajo se
dan situaciones de lo más surrealista, tanto que a veces éstas rozan lo indigno.
Por eso mismo la frasecita de marras me rechina con exageración.
En relación a esto, actualmente se
dice que quien tiene un trabajo, tiene un tesoro. Más o menos lo mismo que se
decía hace algún tiempo sobre los amigos. Y a ver... ¿qué hemos aprendido sobre
eso con el paso del tiempo? ¿No lo sabéis? Bien, yo os lo diré. Lo que hemos aprendido
es que estos van y vienen y siempre acaban cambiando. Más o menos lo mismo que
el trabajo. Porque amigos míos... en esta vida pocas cosas ya son definitivas.
Eso de estar toda la vida en el mismo puesto de trabajo se esfumó. Ahora se
lleva la itinerancia, la versatilidad o
esa palabrita que tanto les gusta a los selectores de personal: PROACTIVIDAD.
Y está claro que si uno es proactivo y sabe moverse probablemente
consiga lo que está buscando. Sea lo que sea eso. Es decir, actualmente, en esta
horrible época de crisis en la que los empresarios han decidido hacer regresar
al mundillo laboral el concepto "ESCLAVISMO",
a nosotros (los pobres curritos) no nos
queda otra cosa más que filtrar la triste realidad a través del humor.
Y eso os propongo yo; os propongo que esta sección nos sirva a todos para ponerle una nota de color a nuestros grises días de trabajador y que con este anecdotario esas situaciones desquiciantes que se nos dan de manera inevitable mientras trabajamos se conviertan en una divertida historia perfecta para explicarle a un amigo. Os invito a que sigáis y participéis en esta nueva sección que titularemos: "Sí, mi amo. Confesiones de un secretarito". En ella os narraré las situaciones más locas y surrealistas (todas ellas completamente reales) que he vivido siendo el secretario personal del que dice ser mi jefe.
Escrito por: Rick Mavé
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