Sucedió una mañana como cualquier otra, paso sin previo aviso, como suelen suceder las grandes tragedias. Bib estaba sentada en la mesa de su comedor recortando cupones y comparando ofertas cuando escuchó la noticia.
“Fuentes cercanas a la investigación
aseguran que el cuerpo encontrado no guarda relación con la oposición a la
construcción del casino declaran que tan solo se trata de un nuevo infortunio
en el polémico caso “Eurovegas”. La victima ya ha sido identificada, se trata
de Maria Alicia Soto Real, vecina de la zona. Fue hallada durante las labores
de excavación. Los operarios que encontraron el cuerpo aseguran que el estado
del cadáver es de avanzada putrefacción. Así mismo declararon que presentaba
signos evidentes de violencia. ¿Estaremos ante otro macabro caso de violencia
de género?”
De repente Bib dejó caer la tijeras y se puso en pie. ¿Era cierto lo que
acababa de escuchar? Confundida miró el transistor como si este la estuviese
mintiendo intencionadamente. Tardó algunos segundos en reaccionar, lo
suficiente como para que alguien al otro lado del piso golpease con
contundencia la puerta:
-
¡Nena abre!
–exclamó Lina desde el rellano- ¡Es horrible, abre!
Obviamente Lina ya se había enterado:
-
Voy…
–contestó Bib con un hilillo de voz.
Al abrir la puerta se percató de que Lina no se había maquillado, cosa
extrañísima en ella, ni si quiera se había escondido la nuez, saltaba a la
vista que la noticia la había turbado lo mismo que a ella:
-
¿Lo has oído?
–preguntó temblando.
-
Ha de ser un
error. No puede estar muerta.
-
Pero ya lo
has oído. Han dicho su nombre –para Lina todo lo que se decía en la televisión
era cierto por ello estaba rotundamente convencida.
-
Tenemos que
hablar con las otras, ven.
Juntas fueron hasta la cocina y Bib abrió la ventana para asomarse al patio
de luces:
-
¡Gabri!
–gritó del mismo modo que gritaría la palabra “socorro”- ¡Susana!
-
Tira una
pinza a la ventana de Gabri que la muy perra seguro que aún esta durmiendo.
Ayer por la noche cuando salí a tirar la basura la vi por el parque, ya sabes…
Seguro que se acostó tarde –explicó Lina maliciosamente.
-
Ahora no es
el momento de cotillear. Puede que Alicia esté muerta.
-
¿Qué pasa?
–gritó Susana desde su piso.
-
Baja coño,
que la Alicia
está muerta –gritó Lina demostrando una evidente falta de tacto.
-
¿Qué Alicia
está en la huerta? –contestó Susana asomándose- ¿En que huerta?
-
¡Muerta
cojones! ¡Muerta! ¡Podrida! ¡Enterrada! ¡Fiambre!
-
Cállate de
una puta vez Lina que me estás poniendo nerviosa –exclamó Bib- ¡Susana baja que
tenemos un problema!
-
Enseguida
voy. Echo las espinacas en el potaje y bajo.
-
¿Qué son
tantos gritos? –dijo Gabri asomándose también.
-
Gabriela,
baja enseguida a mi piso.
-
Ya voy, wey.
Efectivamente era una mañana como tantas otras, un día normal, salvo por el
hecho de que yo ya no estaba allí. Que mis amigas se enterasen lo hacía
definitivo, como si ahora verdaderamente si que estuviese muerta. Era una
sensación extraña, en parte me sentía triste por lo que me había sucedido, pero
por otro lado estaba feliz de que ellas ya estuviesen al tanto. Me puse
contenta de que al fin alguien fuese a hacer algo para atrapar a la persona que
me había asesinado.
Y entonces pasó lo que yo esperaba que pasase. La ventana del piso donde
vivía mi verdugo se abrió, no mucho, lo suficiente como para escuchar la
conversación que tenían mis amigas en el piso de Bib, lo bastante como para
estar al tanto de cómo se sucederían los próximos acontecimientos.
En ese momento una especie de estallido de ira hizo que flotase, que me
elevase lo suficiente como para llegar a la altura de la ventana. Una vez allí
me tope una vez más con el rostro de la persona que me asesino. Sonreía con
malicia, con orgullo por lo que había hecho, y entonces caí en la cuenta de
algo que ni si quiera se me había pasado por la cabeza:
Mi muerte puede que tan solo fuese la primera. Ahora ellas estaban en
peligro.
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