Lucía: Mientras empapo mis penas en
café abro el correo aprovechando que mi obsoleto ordenador aún no ha arrancado;
lunes, uno más como otros tantos… Pienso mientras miro el monitor y suspiro. La
verdad es que trabajar aquí no es que me maraville pero al menos me gano un
sueldo y eso me permite vivir independizada: “¡Maldita seas, mamá!”
Justo
cuando Windows me da lo buenos días veo entrar a Marco por la puerta, tiene
mala cara:
- Hola, chavalín. ¿Qué tal el
finde?
- ¡No me hables del finde, que
asco de días! De verdad…
- ¿Qué te ha pasado?
- ¿Recuerdas que tenía una cita a
ciegas?
- Sí, ¿no fue bien, verdad? Ya te
lo dije…
- ¡Te juro que no volveré a
citarme con alguien de internet!
- Fantástico, ahora puedo hacerle
también una crucecita a las citas con gente de internet; la semana pasada las
citas organizadas por madres, y ahora esto… ¿Cuál será la próxima modalidad de
citas que podré eliminar de la lista?
- ¡Nena, pero tampoco hay que
cerrarse!
- ¿Y me lo dices tú? ¿No me
acabas de decir que fue horroroso?
- Sí, pero la próxima será mejor.
Aunque no será con este tío… -hace una pausa y finge un escalofrío- ¡Qué miedo!
Te juraría que ha estado siguiéndome todo el fin de semana.
- ¡No me seas Antoñita la
fantástica! –contestó echándome a reír.
- Ya te vale, Lucía. Siempre te
estás riendo de mí. ¿Tú quieres que yo te encuentre un noviete?
- Un noviete, no. Según mi madre,
tiene que ser el hombre de mi vida. ¿Te ves capaz?
- Puedo probarlo… -en ese momento
aparece Enrique, nuestro jefe- ¿Te vale éste?
Marco:
De repente
noto que la cara de Lucía cambia, ¿será, verdad? No puede ser que le guste
Enrique. Se tensa e instantáneamente centra toda su atención en la pantalla del
ordenador, como si intentase evitar el contacto visual con el jefe. Lo cierto
es que jamás me había planteado el que Lucía pudiese sentir algo por Enrique;
¿sería ese el motivo de la tensa relación que hay entre ambos?
- Buenos días Enrique –digo saludándole
jovialmente.
- Hola –responde secamente.
- Otro con un mal finde… -le
susurro a Lucía que continúa mirando fijamente la pantalla- ¿Hola, sigues ahí?
- ¡Pues claro que estoy aquí,
bobo!
- ¿Por qué te pones así cuando
Enrique está cerca?
- ¡Qué tonterías dices, ponte a
trabajar y déjate de tanta cháchara!
Lucía: ¡Maldita sea, Marco me ha
pillado! Pienso mientras intento disimular mi reacción. ¿Tan obvio es? ¿Tanto
se me nota? Ahora que Marco lo intuye estoy perdida. Seguro que me agobiará con
que se lo confiese a Enrique; y no pienso hacerlo, antes me muero. ¿Por qué voy
a hacer el ridículo de esa manera? ¿Qué iba a querer Enrique de una chica como
yo?
Enrique:
Odio los
lunes, desde que dejé a Verónica los fines de semana son lo peor. ¿Y todo para
qué? ¿Por qué fui tan estúpido de dejarla? ¿Por qué ella ya no me gustaba, y me
había enamorado de otra? Mis amigos dicen que soy muy noble por ello; yo diría
que soy gilipollas. Sobretodo porque la dejé por una mujer que ni si quiera me
saluda cuando entro por la puerta. ¡¿Qué he hecho?! ¿Qué haré para que se fije
en mí?
Me gusta mucho que identifiques los personajes cuando cambias de historia. Asi es más sencillo y no me pierdo, jeje. Me ha gustado mucho el capítulo, y como entrelazas las historias. Se ve muy natural, nada forzado. Enhorabuena y sigue con capitulos nuevos que ya me tienes enganchada!!!
ResponderEliminar