Dependemos del amor, ¡definitivamente!
Nuestras relaciones personales están gobernadas por los afectos y las emociones que sentimos por los demás.
Querer disociar el amor de la dependencia del ser amado no tiene sentido; mejor saber que una parte de nuestra satisfacción vital viene de la compañía y la presencia de los amados…
¿Sería posible amar a alguien y no sentir que lo que hace nos afecta de algún modo? ¿Que realmente no dependemos de lo que ese alguien nos da? ¡Pues no! Pero también hay que decir que depender de una persona no significa amarla, ni siquiera respetarla.
Sólo cuando amamos vemos reflejado en nosotros las alegrías y los pesares de esa persona, convirtiéndonos así en adictos al amor ydependientes del otro…
Y vosotros, ¿qué creéis?
Artur Alucha
Psicólogo
http://www.lovehunter.es
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