La mañana empezó como tantas otras; conmigo observando el patio de luces desde la azotea. Lo miraba como quién miraría un precipicio a punto de arrojarse: Desesperada. Lo observaba como la mujer desesperada en la que me había convertido.
Aquella desesperación me llevó a pensar muchas cosas: demasiadas. Pero por encima de todo pensé que ojalá pudiese manifestarme; que ojalá pudiese decirle a Bib quién me había asesinado; que ojalá pudiese contarle quién había arrojado al inspector Coronado por aquel patio de luces la noche anterior.
Sí, Coronado había muerto; había sido asesinado a manos de la misma persona que me había asesinado a mí, pero… ¿por qué habría decidido ir solo a hablar con esa persona? ¿Por qué no se lo dijo a nadie? ¿Por qué había sido tan temerario?
Inevitablemente todas aquellas preguntas me entristecieron sobremanera. La muerte de Coronado no suponía más que un paso atrás en la investigación. Su muerte no hacía más que enlentecer el esclarecimiento de mi caso. Y así, en mí habitual estado depresivo-fantasmal, bajé hasta el piso de Bib, allí estaban Gabri y Lina:
- ¡Esto es una puta jodienda! ¿Qué hacemos ahora? ¿Hablamos con la pasma? ¿Les decimos lo que sabemos?
- ¿Y qué sabemos? –preguntó Bib- No sabemos nada. Sospechamos muchas cosas, pero saber, no sabemos nada.
- Yo creo que deberíamos dejar todo esto –dijo Gabri besando su rosario.
- Muy bonito; ¡De puta madre, vaya! –exclamó Lina- Así que abandonamos, ¿no? Pasamos de averiguar quien se cargó a María Alicia. Viviremos genial sabiendo que en el barrio hay un asesino suelto…
- Yo no quiero morir, ¿Vale? –prosiguió Gabri- ¡Me ha costado mucho llegar a este país como para ahora arrojarlo todo por la borda!
- Por la borda, por la borda… ¡Por la borda te tenían que haber echado a ti cuando viniste con la patera! ¡Cobarde! –dijo Lina gritando- A ti lo que te jode es que ahora no puedes ir al médico… ¡SINPA! ¡Que eres una SINPA!
- ¿Qué es una SINPA? –preguntó Bib observándolas.
- Una sin papeles… -aclaró Lina.
- ¡Hay, Lina! Deja a la pobre. Que culpa tiene ella de ser inmigrante… ¡Ninguna! Ya me gustaría verte a ti en su situación. Ella lo tiene todo el triple de difícil…
- Lo tiene el triple de difícil porque es el triple de lerda –concluyó Lina- Volvamos al tema. Yo no pienso abandonar. Daré con el asesino de María Alicia y daré con él con vuestra ayuda o sin ella.
Dicho lo cual sonó el timbre dos veces. Como Lina se dirigía hacia la puerta para marcharse, abrió y se topó con un viejo amigo; corrección, una vieja amiga de la noche. Ante él estaba Deli, su vieja amiga travesti conocida como Delito Penal:
- ¡Hola, nena! –exclamó con un tono de voz de lo más irritante- ¡Estás monísima! Llevas puesto el típico atuendo divina de la muerte pero cotidianamente acabada que te queda de fabula. Una combinación exquisitamente escogida para un momento rollo petarda perpetuamente gamberra… ¿Sabes?
- ¡Deli! ¿Qué te trae por aquí?
- ¡Shhh! Ahora soy Nestor, el cartero. Pero por la noche… -hizo una pausa y suspiró- Por las noches es otra cosa…
- Ya lo sé, nena, ya lo sé.
- Sin querer he escuchado algo de un asesino... –hizo de nuevo una pausa y miró tras su espalda- ¿Sabías que por las noches yo soy investigadora privada?
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