Escribir diariamente lo que sentimos mejora la salud física y mental. Disminuye la ansiedad y levanta la autoestima. La investigadora de Harvard Susan Bauer-Wu lo aplica en pacientes oncológicos.
SUSAN BAUER-WU. Es investigadora, conferencista y una apasionada experta en mejorar la calidad de vida de pacientes que sufren de cáncer. Hizo 3 estudios para seguir los efectos de la terapia de diario en ellos.
Muchas personas guardan en su diario personal sueños, pensamientos, anécdotas, y esto no es nuevo: sucede desde la antigüedad. Los psicólogos siempre han sostenido que la expresión de emociones es esencial para la salud física y mental. Desde la década del 80, el interés por la llamada "Terapia del diario" (Journal Therapy) o "Terapia de escritura expresiva" (Expressive Writing Therapy) dio lugar a numerosos estudios de investigación.
Expresar las emociones permite liberarse de ellas y de ahí parten la mayoría de las terapias psicológicas. Pero la intimidad del papel y el bolígrafo, o en nuestros días, del ordenador, tiene un plus: se puede "sacar" todo, con total libertad, sin "comportarse adecuadamente" ni guardar las apariencias o tener que reducir los miedos o la bronca. Y además reporta beneficios en los enfermos.
Según la Encyclopedia of Alternative Medicine, la terapia del diario ya es una ventaja para la gente sana. Realza la creatividad, ayuda a hacer frente a la tensión y proporciona un expediente escrito de las experiencias memorables de la vida. "Además distintas investigaciones encontraron que otorga enormes beneficios para quienes atraviesan una enfermedad: aparte de una reducción en los síntomas físicos, las ventajas psicológicas incluyen la reconciliación de conflictos emocionales, un mejor comportamiento en el manejo de la enfermedad, menor ansiedad, más orientación en la realidad y una mejoría en la autoestima", se especifica.
La terapia de escritura expresiva se parece a llevar un diario, pero está más enfocada en lo que molesta o desencadena estrés. Según varios especialistas, muchos pacientes oncológicos evitan los grupos de ayuda, la psicoterapia o los antidepresivos que sirven para hacer frente a los miedos y a los desafíos que la enfermedad trae. Por lo tanto, escribir "para uno" es una alternativa a esos tratamientos. Los investigadores sugieren que dedicando 30 minutos a poner por escrito los pensamientos y sensaciones durante al menos cuatro días, los pacientes pueden mejorar perceptiblemente su salud. Y según los expertos, casi todo el que prueba la terapia del diario se beneficia.
Susan Bauer-Wu, enfermera especializada en oncología y cuidados paliativos e investigadora de Harvard, ha llevado a cabo tres estudios donde dio seguimiento a los efectos de la terapia del diario en pacientes de cáncer de mama u otros cánceres. Notó que aunque el programa clásico requiere de 30 minutos de escritura al día durante cuatro días, los pacientes oncológicos podrían necesitar más que eso. "Hacemos una intervención de cuatro días, pero la repetimos un mes más tarde y nuevamente un mes después", explicó. Los pacientes pueden escribir con un bolígrafo y papel o en una PC. "Lo más importante es encontrar todos los días ese lugar en que se puede escribir con mayor libertad", destaca la investigadora, directora del Phyllis F. Cantor Center for Research in Nursing and Patient Care del Dana-Farber Cancer Institute de Boston (EE.UU).
"Las personas renuentes a escribir, las que dicen que no escriben bien o que no les gusta escribir, pasan por el proceso y tienen un momento de 'iluminación'. Afirman que encontraron algo que no sabían de sí mismas o de la enfermedad, que simplemente surgió en el papel", ha dicho Bauer-Wu. Aunque hay muchos métodos de conducir este tipo de terapia, dependiendo de la técnica del psicólogo o del psiquiatra, el especialista brinda una serie de instrucciones con respecto a la longitud y al foco de la sesión o de las sesiones. "Les indicamos que no deben preocuparse por la puntuación o las palabras, que simplemente se dejen llevar por el proceso", señala Bauer-Wu. "También les animamos a usar como base cualquier cosa que hayan escrito antes", destaca.
Algunos investigadores desconfían de los resultados que destacan una mejoría en la salud en sólo algunas sesiones. Pero varios trabajos avalan esta línea y mencionan desde la disminución en los síntomas de depresión (Carnegie Mellon University, EE.UU, 1997) y un mejor descanso por la noche (University of Texas, EE.UU, 2002), hasta una reducción del dolor, mejorías en pacientes asmáticos y en el sistema inmunológico, etc. (hay 13 estudios al respecto). A nivel psicológico, también se observan ventajas, especialmente en aquellos pacientes cuyos traumas desencadenan efectos clínicos más severos (17 trabajos). De todas formas, tanto los estudiosos de esta terapia como sus detractores solicitan más investigación.
Mientras tanto, los especialistas aconsejan que la terapia del diario sea conducida sólo por un profesional de la salud especializado en el tema. Es que a pesar de que no existen contraindicaciones o "efectos secundarios", durante la terapia, el participante puede, por ejemplo, destapar memorias potencialmente traumáticas, reprimidas o dolorosas. Por lo tanto, un profesional entrenado puede ser necesario para supervisar el proceso y tratar estos síntomas mientras se presentan.
"La premisa es que la tensión interna es mala para nosotros", afirma Bauer. Y como muchos pacientes no participan en grupos de ayuda o están limitados para asistir por estar muy enfermos, ésta sería una alternativa ideal para expresar lo que sienten. Una vez que se conocen los lineamientos básicos, "es autoayuda disponible al instante". En definitiva, es algo que todos pueden practicar: no hay que llegar a la enfermedad para empezar a valorar la salud.
Investigadora, conferencista y una apasionada experta en mejorar la calidad de vida de pacientes que sufren de cáncer, como de promover el cuidado y la salud tanto de las enfermeras como de los otros profesionales que trabajan con los pacientes, Susan tiene una gran trayectoria en la práctica clínica como enfermera (oncología, psiquiatría y hospitales), que fue la base de sus estudios doctorales y post-doctorales en psiconeuroinmunología y psico-oncología.
Es la primera y actual directora del Cantor Center for Research in Nursing and Patient Care Services del Dana-Farber Cancer Institute en Boston (EE.UU). Es profesora en la Harvard Medical School (EE.UU), Emory University (EE:UU), la Universidad de Massachussets (EE.UU). Susan tiene sus raíces en la zona rural de Vermont, EE.UU, situado en la zona conocida como Nueva Inglaterra. Actualmente reside en Brookline, Massachussets (EE.UU) con su familia.
Fuente: Mariana Nisebe. De la Redacción de Clarín.com
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